Nuestro Sistema de Bibliotecas sigue
actualizándose permanentemente en correspondencia con los cambios y tendencias
que se observan en el campo de la Bibliotecología y específicamente en el de
las bibliotecas universitarias.
Sabemos que la información es la representación de la civilización actual, y su crecimiento explosivo, su difusión y utilización intensivas son señales de una transformación cualitativa de las condiciones actuales de la vida humana en sociedad. Observamos también que el impacto de la red y la colaboración resultante en el trabajo, el aprendizaje, el juego y la vida se caracterizan, en su esencia, por el enorme aumento de la conectividad y las posibilidades de participación.
Comprendemos, entonces, que hay una transformación en marcha relacionada con el paso de la cultura impresa a la cibercultura, expresada en los nuevos entornos de aprendizaje en red, en la extensión de las comunicaciones, en una cultura visual que se está apoderando del mundo, en la creatividad colectiva y en una tendencia masiva a la participación y el compromiso social por parte de los cibernautas.
En los ámbitos de la educación superior y de la investigación, la constante introducción de innovaciones tecnológicas así como los acelerados flujos de la información, exigen a estudiantes y profesores no sólo un alto nivel de conocimientos en el campo de las tecnologías de información y comunicación, sino además una permanente renovación de las capacidades para orientarse en el ciberespacio, usar la información creativamente y participar en redes colaborativas de aprendizaje.
En este escenario, las bibliotecas, especialmente las del mundo académico, como la nuestra, deben estar preparadas para hacer frente a cuestiones importantes hoy ya evidentes, tales como las redes (de las que todavía no se aprovecha su poder), los nuevos conocimientos basados en Big Data, las alfabetizaciones visual y mediática, las habilidades o competencias del Siglo 21, la educación abierta, la lectura académica y la investigación, así como los retos corporativos sobre el contenido intelectual y el acceso a la información.
Así que, pensando en grande, emprendemos el reto de "ir más allá de la alfabetización informacional y asumir la tarea de comprender y difundir la cultura informacional"(1), que, aunque es un concepto en construcción, se refiere esencialmente a la creación de ambientes de aprendizaje basados en los métodos actuales de trabajo con las tecnologías, con la información y en redes colaborativas. La cultura informacional supone, pues, no sólo la apropiación de habilidades o competencias de búsqueda y uso de la información, sino que también lleva al empoderamiento para participar en la cultura de la información actual, es decir, incorporarse a la nueva vida digital y de los "social media".
En un sentido amplio, la cultura informacional abarca las actuales transformaciones sociales, culturales y tecnológicas, de modo que asume el conocimiento como un proceso de construcción colectiva y con el que se contribuye a la creación de un espacio global de información e interacciones sociales. Es la actividad humana asociada con el autoaprendizaje y la actualización permanente. La cultura informacional incluye la producción de nuevos contenidos; el uso de los medios de comunicación para la difusión del conocimiento; la integración de la comunidad académica en un espacio común de información y de redes de conocimiento; y el desarrollo de herramientas digitales con el fin de crear una mayor variedad de formatos de información (2).
En resumen, consideramos que la cultura informacional es el resultado de un modelo de alfabetización informacional puesto en práctica y, por lo tanto, le apostamos a trascender el enfoque del proceso y a ofrecer, de cara al usuario, un producto cultural en términos de aprendizaje y de mejoramiento de sus actitudes y aptitudes para hacer parte de la cibercultura. Así pues, con este enfoque pretendemos comenzar un ejercicio de innovación del Proceso de Cultura Informacional en el que esperamos lograr mayor visibilidad, cobertura, satisfacción e impacto cultural en la comunidad universitaria que cada día interactúa con mayores potencialidades en el espacio digital.
Más información:
Blog Information Culture de la Scientific American editado por las bibliotecarias Bonnie J. M. Swoger y Hadas Shema .http://blogs.scientificamerican.com/information-culture/
Sabemos que la información es la representación de la civilización actual, y su crecimiento explosivo, su difusión y utilización intensivas son señales de una transformación cualitativa de las condiciones actuales de la vida humana en sociedad. Observamos también que el impacto de la red y la colaboración resultante en el trabajo, el aprendizaje, el juego y la vida se caracterizan, en su esencia, por el enorme aumento de la conectividad y las posibilidades de participación.
Comprendemos, entonces, que hay una transformación en marcha relacionada con el paso de la cultura impresa a la cibercultura, expresada en los nuevos entornos de aprendizaje en red, en la extensión de las comunicaciones, en una cultura visual que se está apoderando del mundo, en la creatividad colectiva y en una tendencia masiva a la participación y el compromiso social por parte de los cibernautas.
En los ámbitos de la educación superior y de la investigación, la constante introducción de innovaciones tecnológicas así como los acelerados flujos de la información, exigen a estudiantes y profesores no sólo un alto nivel de conocimientos en el campo de las tecnologías de información y comunicación, sino además una permanente renovación de las capacidades para orientarse en el ciberespacio, usar la información creativamente y participar en redes colaborativas de aprendizaje.
En este escenario, las bibliotecas, especialmente las del mundo académico, como la nuestra, deben estar preparadas para hacer frente a cuestiones importantes hoy ya evidentes, tales como las redes (de las que todavía no se aprovecha su poder), los nuevos conocimientos basados en Big Data, las alfabetizaciones visual y mediática, las habilidades o competencias del Siglo 21, la educación abierta, la lectura académica y la investigación, así como los retos corporativos sobre el contenido intelectual y el acceso a la información.
Así que, pensando en grande, emprendemos el reto de "ir más allá de la alfabetización informacional y asumir la tarea de comprender y difundir la cultura informacional"(1), que, aunque es un concepto en construcción, se refiere esencialmente a la creación de ambientes de aprendizaje basados en los métodos actuales de trabajo con las tecnologías, con la información y en redes colaborativas. La cultura informacional supone, pues, no sólo la apropiación de habilidades o competencias de búsqueda y uso de la información, sino que también lleva al empoderamiento para participar en la cultura de la información actual, es decir, incorporarse a la nueva vida digital y de los "social media".
En un sentido amplio, la cultura informacional abarca las actuales transformaciones sociales, culturales y tecnológicas, de modo que asume el conocimiento como un proceso de construcción colectiva y con el que se contribuye a la creación de un espacio global de información e interacciones sociales. Es la actividad humana asociada con el autoaprendizaje y la actualización permanente. La cultura informacional incluye la producción de nuevos contenidos; el uso de los medios de comunicación para la difusión del conocimiento; la integración de la comunidad académica en un espacio común de información y de redes de conocimiento; y el desarrollo de herramientas digitales con el fin de crear una mayor variedad de formatos de información (2).
En resumen, consideramos que la cultura informacional es el resultado de un modelo de alfabetización informacional puesto en práctica y, por lo tanto, le apostamos a trascender el enfoque del proceso y a ofrecer, de cara al usuario, un producto cultural en términos de aprendizaje y de mejoramiento de sus actitudes y aptitudes para hacer parte de la cibercultura. Así pues, con este enfoque pretendemos comenzar un ejercicio de innovación del Proceso de Cultura Informacional en el que esperamos lograr mayor visibilidad, cobertura, satisfacción e impacto cultural en la comunidad universitaria que cada día interactúa con mayores potencialidades en el espacio digital.
Más información:
Blog Information Culture de la Scientific American editado por las bibliotecarias Bonnie J. M. Swoger y Hadas Shema .http://blogs.scientificamerican.com/information-culture/
Con participación activa en redes sociales como Twitter:
@infoculture2
Cruz Durañona, M. (2012). Alfabetización Informacional,
en pos de una Cultura Informacional. En: Innovación Tecnológica, 18(3). http://innovaciontec.idict.cu/index.php/innovacion/article/view/252
Menou, M. (2002). Information literacy in national
information and communications technology (ICT) policies: The missed dimension,
information culture. En: White Paper prepared for UNESCO, the US National
Commission on Libraries and Information Science, and the National Forum on
Information Literacy, for use at the Information Literacy Meeting of Experts. http://citeseerx.ist.psu.edu/viewdoc/download?doi=10.1.1.100.6351&rep=rep1&type=pdf
Ponjuan, G. (2002). De la alfabetización a la cultura
informacional: rol del profesional de la información. En: Congreso
Internacional de Información INFO'2002. IDICT.http://www.bibliociencias.cu/gsdl/collect/eventos/archives/HASH0137/536791fe.dir/doc.pdf
Webber, S., & Johnston, B. (2013). Transforming
Information Literacy for Higher Education in the 21st Century: A Lifelong
Learning Approach. En: Library and Information Science, 8, 15-30. http://www.emeraldinsight.com/books.htm?chapterid=17093186
Notas:
(1) James W. Marcum, PhD. Thinking Bigger: Information,
Culture, Literacy. En: Engaging the Future through Inquiry and Learning. URL: http://jameswmarcum.com/thinking-bigger-information-culture-literacy/
(2) Levshin, M. M., & Lotman, Y. Semiotic Component
of Informational Culture.
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